11:08 | Autor Iglesia Hogar


Mañana día Viernes 3 de Septiembre, el Padre José Luis Puñal celebrará una Misa por los Enfermos y Afligidos y será acompañado por el Díacono Permanete, Antonio Deglìnnoccenti de la ciudad de Mar del Plata.


El Diácono Permente Antonio Deglínnoccenti, coordina las actividades de los Carismaticos en Mar del Plata.


Al finalizar la celebración, impondra sus manos sobre todos los que asistan y deseen sumarse a rezar por sus familiares y amigos enfermos.


Estamos todos invitados a participar y rezara juntos como Comunidad.
9:40 | Autor Iglesia Hogar





Este año busca ayudar a los damnificados del terremoto ocurrido en febrero
SANTIAGO DE CHILE, miércoles 18 de agosto de 2010 (ZENIT.org) “Comienza por darte. El que se da, crece. Pero no hay que darse a cualquiera, ni por cualquier motivo, sino a lo que vale verdaderamente la pena”, decía el padre Alberto Hurado en uno de sus escritos.
Los chilenos recuerdan hoy a este santo jesuita, fundador del Hogar de Cristo en la jornada de la Solidaridad que se realiza en su honor durante el mes de agosto.
Desde hace tres años diversas instituciones sociales se han unido a esta celebración. El primer año el lema fue “escuchar y hacer bien”, el segundo año fue “comprometerse a hacer bien”.
Este las acciones solidarias se realizan este año está la ayuda a los damnificados del terremoto que azotó gran parte del territorio chileno el pasado 27 de febrero. El lema para esta versión es ‘Una acción valen más que mil palabras’.
En diálogo con Radio María en Chile, el padre Rodrigo Tupper, vicario para la pastoral social y los trabajadores dijo que el objetivo de estas jornadas es el de “crear una cultura de la solidaridad”.
“Para nosotros la construcción de una sociedad no es la construcción del mercado. Es la construcción que se hace desde el Dios que nos ama y que nos invita a construir la civilización del amor donde nuestra mirada está puesta en los que sufren y desde los más afligidos”, aseguró el sacerdote.
El padre Tupper dijo que una de las historias que más lo han conmovido, luego del terremoto de Chile, es la de un matrimonio que perdió todas sus pertenencias, excepto el comedor de su casa y por ello decidieron abrir un comedor solidario.
“El amor que nos invita a salir de nosotros mismos. El amor por naturaleza no es egocéntrico. Es el amor que va a ayudarnos a construir una sociedad que sea mucho más fraternas”, señaló.
El presbítero planteó el ejemplo de la parábola del Buen Samaritano la cual: “se acerca, se involucra en la atmósfera del otro se baja de su cabalgadura, entra en contacto personal, lo toca le sana las heridas, se involucra en la vida y la invitación que nos hace Jesús a involucrarnos y entrar en la vida del otro”.
Modelo actual de santidad
San Alberto Hurtado nació en Viña del Mar, Chile en 1901. Su padre murió cuando él tenía 4 años por lo que su madre se trasladó a la capital chilena a vivir con unos parientes.
Gracias a una beca, pudo estudiar en el Colegio San Ignacio de Santiago, donde ingresó a la Congregación Mariana (hoy llamadas las Comunidades de Vida Cristiana, CVX). Así se despertó en él una gran sensibilidad por los pobres.
Estudió derecho en la Universidad Católica de Santiago. En 1923 entró en el noviciado de la Compañía de Jesús. Estudió filosofía y teología en la universidad de Lovaina en Bélgica, donde fue ordenado sacerdote en 1933. Dos años más tarde obtuvo el doctorado en Pedagogía y Psicología y en 1936 regresó a Chile.
Publicó varios artículos sobre temas sociales y espirituales que han sido recopilados en diferentes libros.
En 1944 fundó el Hogar de Cristo, una casa de acogida para los más pobres y sin vivienda. Pronto se abrieron algunas filiales que comenzaron a funcionar como centros de rehabilitación, educación artesanal entre otras. Tres años más tarde fundó la Asociación Sindical Chilena (ASICH), con el objetivo de promover un sindicalismo inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia.
Murió el 18 de agosto de 1952 de cáncer en el páncreas. Frente a sus dolores, el padre Hurtado repetía constantemente “Contento, Señor, contento”. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1994 y canonizado por Benedicto XVI en 2005.
Por Carmen Elena Villa
7:19 | Autor Iglesia Hogar

Mensaje dirigido a los diáconos permanentes del mundo por el cardenal Cláudio Hummes, O.F.M., prefecto de la Congregación vaticana para el Clero


Mensaje a los diáconos permanentes
Queridos Diáconos Permanentes:
Es una gran alegría dirigirme a todos vosotros en el día de la fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir, en mi primer año como Prefecto de la Congregación para el Clero.

Los Diáconos ocupáis desde siempre un lugar especial en mi corazón. Os admiro y, además, quisiera deciros que siempre he visto en la restauración del Diaconado Permanente, fruto del Concilio Vaticano II, una preciosa gracia del Señor para su Pueblo y un ministerio ordenado de gran potencialidad y actualidad en la misión de la Iglesia.

Doy gracias a Dios por la llamada, que vosotros habéis recibido y por vuestra generosa respuesta. Para la mayoría de vosotros que estáis casados, esta respuesta también fue posible gracias al amor, a la ayuda y a la colaboración de vuestras esposas y de vuestros hijos.

Hablando de los diáconos, el Concilio Vaticano II dice que «confortados con la gracia sacramental, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad» (LG 29). Vuestro ministerio es «diaconía de la Iglesia en las comunidades cristianas locales, signo o sacramento del mismo Cristo Señor, quien no vino para ser servido sino para servir» (Pablo VI, Ad Pascendum, Introducción). Justamente Ignacio de Antioquia afirma que los diáconos son «ministros de los misterios de Jesucristo... ministros de la Iglesia de Dios» (S. Ignacio de Antioquía, Ad Trallianos, II,3).

El Concilio Vaticano II explica además que la gracia sacramental conferida a través de la imposición de las manos os capacita a realizar vuestro servicio de la palabra, del altar y de la caridad con una eficacia particular (Cf. Ad Gentes, 16).

Por lo tanto habéis sido ordenados para el servicio de la Palabra de Dios. Esto quiere decir que todo lo que se refiere a la predicación del Evangelio, a la catequesis, a la difusión de la Biblia y a su explicación al pueblo, os está confiado ordinariamente, pero siempre bajo la autoridad de vuestro Obispo. Hoy, la Iglesia llama nuevamente a todos sus miembros - en modo particular a los ministros ordenados - a la misionaridad, es decir a levantarse e ir en modo organizado al encuentro, en primer lugar, de nuestros bautizados que se han alejado de la práctica de su fe cristiana, pero también de todos aquellos que conocen poco o nada a Jesucristo y su mensaje, para proponerles nuevamente el primer anuncio cristiano, el kerigma y, de este modo, conducirles nuevamente a un encuentro vivo y concreto con el Señor. En tal encuentro se renueva la fe y se refuerza la adhesión personal a Jesucristo, condición para una fe viva y para ser testigo fiel en el mundo. No podemos reducirnos a la sola espera de nuestros bautizados en nuestras iglesias. Tenemos que ir a encontrarlos donde viven y trabajan, mediante una actividad misionera permanente, con atención especial a los pobres en las periferias urbanas. Este ministerio de la Palabra espera de vosotros, mis queridos Diáconos, una familiaridad constante con la Sagrada Escritura, especialmente con los Evangelios. Que vuestro esfuerzo permanente sea escuchar, meditar, estudiar y practicar la Palabra de Dios. Así se convertirán cada vez más en discípulos del Señor y se sentirán llamados e iluminados por el Espíritu Santo para la misión.

Habéis sido ordenados para el servicio litúrgico–sacramental. Actuáis con funciones litúrgicas propias en la celebración y distribución de la Eucaristía, centro de la vida de la Iglesia y, por ello, centro también de la vida de los ministros ordenados. Poseéis un ministerio que os confía una especial responsabilidad en el campo de los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio. El Obispo os puede confiar todo lo que se refiere a la pastoral bautismal y matrimonial - familiar.

Habéis sido ordenados para la caridad. ¡Cuántas cosas para hacer, organizar y animar! Los pobres, los excluidos, los desocupados, los hambrientos, quienes están reducidos a la miseria extrema que son una cantidad inmensa, levantan sus manos y sus voces hacia la Iglesia. Entonces, los diáconos tienen, por origen histórico y por ordenación, una responsabilidad central hacia todos ellos. La caridad, la solidaridad hacia los pobres, la justicia social, son campos de altísima urgencia que desafían a los cristianos, porque Cristo dice: «En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros» (Jn 13,35).

Queridos Diáconos Permanentes, os saludo a todos con afecto y gratitud. Saludo a vuestras esposas y a vuestras familias. ¡Sed testigos del amor de Dios! Os confío a María Santísima que continúa a proclamar: «Yo soy la sierva del Señor» (Lc 1,38). Y siguiendo su ejemplo de servicio, sirvamos a nuestros hermanos en la gran familia humana y en la Iglesia. ¡Sobre todos vosotros mi bendición!

Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir

Cláudio Card. Hummes
Prefecto
18:30 | Autor Iglesia Hogar
Jesús en el sepulcro

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

El es anterior a todo, y todo se mantiene en El. Porque en El quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por El quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra (Col 1, 17-20)



Y te puse en el sepulcro.
Pero si yo soy un sepulcro. Blanqueado.
Te escondí como el ladrón las especies robadas; como el mentiroso, la verdad rechazada.
Te levanté como un madero seco, y apenas mostré tu desnudez
salieron brotes de fe, esperanza y caridad,
en el ladrón, en la adúltera, en el leproso del pecado y en el ciego a tu bondad.
Te levanté como un madero seco y de tu desnudez salió un vestido níveo y luminoso de perdón.
En tu sepulcro no puse el madero, Señor.
Permíteme hacerlo mío y cargarlo con la fuerza de la fe,
con la alegría de la esperanza de que me esperas a la puerta de tu casa.
Dame el madero, Señor, para reposar allí el alma y el corazón y para ser lumbre y calor de estío,
para tanto hombre que tiene frío.


Oración: Como están los ojos de los esclavos, fijos en las manos de sus señores, así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia. Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora, porque el Señor escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
18:26 | Autor Iglesia Hogar
Jesús en los brazos de su Madre

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Por este hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. el tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad (Ef 1, 7-9)



Manos amigas te pusieron en los brazos de tu Madre Santísima, como un despojo.
Eras en sus brazos, Señor, como una rosa arrancada al jardín del Paraíso.
Como una avecilla herida.
Como se dobla una gavilla.
El dolor de su pecho de madre, bebida de vinagre.
El llanto de sus ojos tiernos, una plegaria al Eterno.
Su mirada triste, acongojada, como si tuviera el alma amortajada.
Esa tarde el sol huyó. No quiso ver llorar a tu Madre.
No quiso iluminar la escena y no se atrevió a dar luz a mi rostro desalmado cuando te puse en la cruz.
Señor, yo quiero tenerte en mis brazos, llorar tus heridas, consolar tu quebranto.
Tenderé mi mano al marginado; al que llora enjugaré el llanto y al que pide le daré mi manto.
Porque en ellos vives, solitario, porque en ellos mueres de nuevo, en el Calvario.


Oración: Aquí nos tienes, purísima doncella, más que la luna bella, postrados a tus pies. Venimos a ofrecerte las flores de este suelo. Con cuánto amor y anhelo, Señora. Tú lo ves.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
18:23 | Autor Iglesia Hogar
Jesús muere en la cruz

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Este es el plan que había proyectado realizar por Jesús cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra (Ef 1, 9-10)



Tú, como Abel, inocente.
Yo, como Caín, inclemente.
Te robé los vestidos y jugué tus prendas y a otros
he robado sus haciendas, sus telares, su vivienda, el techo que les cobija, la honra de sus hijas.
Y me perdonas, y amoroso me acoges,
aún en la cruz pendiendo.
Señor, me estoy hundiendo.
Ven. No me dejes.
Cuando tu amado rostro, demudado de dolor,
desde la cruz miraba suplicante,
yo estaba allí, Señor, no sabía lo que hacía.
Sólo un ladrón, mejor que yo, suplicó tu perdón.
Dame, Señor Jesús, sólo la oportunidad de ser un buen ladrón.


Oración: Mi alma está colmada de tristeza. Consuélame, Señor, con tus promesas.
Ofrezcamos todos juntos nuestras vidas al Señor, los trabajos y los dolores, la alegría y el amor.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:49 | Autor Iglesia Hogar
Jesús es clavado en la cruz

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. (1 Pe 2, 24)



Atravesé tus manos y tus pies, no con clavos sino con pecados.
Tus manos, Señor, igual a las mías; pero ellas sólo han repartido paz y ternura.
Las mías, amargura.
Tus pies, hacia la choza del pobre han dado sus pasos.
Los míos hacia el ocaso.
Cada vez que levanté mis manos para horadar las tuyas, tuve que buscar tus sagradas palmas.
Al entrar en los clavos, mordía mi propia alma.
Siempre, Señor, ahora lo entiendo, estuviste con las manos abiertas,
generoso hasta en el dolor y tu rostro mirando al cielo mientras yo buscaba en ídolos, consuelo.
Mi Dios, dame fuerzas para abrir mis manos; que de ellas salgan caricias, bondad, dulzura y caridad.
Dame la gracia de mirar al cielo y clava Tú mi corazón
con el deseo ferviente de tocar a la puerta de tu casa y decirte, sin temor,
Abbá, Padre, aquí estoy.
Abre, que te quiero, que me muero sin tu amor.
No permitas que mis manos ejecuten violencia ni mis pies me lleven lejos de tu presencia.
Dame la gracia de que mis manos sean tus manos y mis pies sólo caminen a tu lado.


Oración: Méteme, Padre Eterno, en tu pecho, misterioro hogar.
Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro trabajar.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:45 | Autor Iglesia Hogar
Jesús es despojado de sus vestidos

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Mírame, ¡oh Dios!, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones
(Salmo 24, 16-17)



No contento con ponerte una corona con las espinas dolorosas de mi soberbia y vanidad, te he dado golpes con el látigo del desagradecimiento y te he cargado con la cruz de la ignominia.
Con mi ignominia. Pero, además, te he puesto desnudo sobre el madero,
para recordarte la vergüenza que tuve de mi cuerpo.
¿Recuerdas cuando me acogiste en el jardín de tu casa y me cubrí con una hojarasca?
Tu bondad es tan sublime, sin embargo, que, sin pronunciar una palabra,
me enseñaste como volver a la casa del Padre: desnudo,
Desnudo de vanagloria, oropel y bagatelas; todas naderías de mi idolatría nacidas.
Si, Señor, me desnudaré de mi impudicia y pereza, de mi molicie, de mi afanosa búsqueda de pequeñeces
que no llenan mi corazón. Me despojaré de mi avaricia para vestir al desnudo, porque así te he visto
y me ha dado espanto de haberte ofendido tanto.
Desnúdame, Señor, de mi maldad, y cobíjame bajo tu sagrado manto.
Estoy vestido, Señor, y tengo frío. Estoy harto y tengo hambre. Tengo mis bolsillos llenos y me siento pobre.
Vivo libre y me sientro preso.
Vísteme, Señor, con tu desnudez; sáciame con el hambre de tí;
vacíame los bolsillos y llénalos de misericordia, y aprésame entre tus brazos y hazme libre para sembrar concordia.


Oración: Señor, enséñanos a ser generosos, a servirte como tú lo mereces, a dar sin medida, a trabajar sin descanso y a no buscar más recompensa que saber que hacemos tu santa voluntad.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:41 | Autor Iglesia Hogar
Tercera caída de Jesús

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos (Salmo 91, 8-9)



Señor: te vio caer la montaña y el río que corre junto a ella.
Te contempló, impotente, una estrella, el árbol del bosque, la centella.
Se silenció el trueno y el viento, gimiendo, se lo contó al ocaso.
Y aquí estoy, Señor, buscando tus ojos, para pedirte clemencia,
para decirte que he vuelto, que se acabó mi ausencia, que viviré sólo en tu presencia.
Yo fui el que te empujé, mi Dios.
Perdona mi oración tímida, mi plegaria simple.
Sólo quiero decirte que cansaré tu oído con mi llanto,
que te acariciaré con mi quebranto.
No apartes de mí tu mirada, no me huyan tus palabras, no me falte tu aliento.
Tú, Señor, que sabes de cada estrella el nombre,
que habitas donde se hace azul el universo,
perdóname, soy sólo un hombre.


Oración: Vamos niños al sagrario, que Jesús llorando está, pero en viendo tanto niños, muy contento se pondrá. No llores, Jesús, no llores, que nos vas a hacer llorar, que los niños de este pueblo te queremos consolar.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:36 | Autor Iglesia Hogar
Jesús consuela a las santas mujeres

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; borra del todo mi delito, limpia mi pecado (Salmo 50, 3-4)



Necesito tu consuelo, tu amparo, el alero de tu casa.
Soy como una hoja de otoño. Recógeme y colócame entre las hojas del cuaderno de tu ternura.
Soy como un loco abejorro, déjame posarme en los pétalos de tu bondad;
soy como un cordero perdido, ven a buscarme, amado Pastor,
tómame en tus brazos y vuélveme al redil.
Soy como tierra agostada, seca, sin simiente; siembra en mi surco Señor.
Siembra en mi surco.
Soy, en fin, el hijo de Adán, y busco la casa tuya, tu sonrisa,
el calor de tu compañía, la hondura de tu amor, tu palabra de cariño,
la amistad, el contacto de tu manto, la luz de tus ojos, la bondad de tu mirada, tu comprensión.
Perdón, mi Señor.
Perdón.


Oración: Porque he sido rebelde y he buscado el peligro, y
escudriñé curioso las cumbres y el abismo, perdóname Señor y quédate conmigo.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:31 | Autor Iglesia Hogar
Segunda caída de Jesús

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén

Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia, no se te ocultan mis gemidos; siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas, y me falta hasta la luz de los ojos (Salmo 37, 10-11)



Señor, cuando por segunda vez caíste, el sol no quiso hacerte caluroso el día, agobiarte no quería.
Acallaron las avecillas su piar; cuando inerme te vieron, querían llorar.
La piedra por ser tan dura sollozó y cuando en sus brazos te retuvo, se conmovió.
Yo, también, mi Dios. Soy como una piedra, dame un corazón misericorde.
Soy como un pajarillo, acógeme en tu mano.
Me fui un día cualquiera desde el jardín de tu casa.
Y errante estoy desde entonces.
Y te encuentro aquí, cansado de buscarme.
Aquí, Señor, estoy, me has encontrado.
Ya no me siento abandonado.
No llores Señor, no llores, que me vas a hacer llorar.
Como un niño, te quisiera consolar.


Oración:Porque es tarde Dios mío, porque anochece ya y se nubla el camino; porque temo perder las huellas que he seguido, no me dejes tan solo y quédate conmigo.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
18:04 | Autor Iglesia Hogar
La Verónica limpia el rostro de Jesús

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. (Salmo 115, 12-14)

Tú, ves, Señor.
Fuiste Tú quien lavó los pies de otros hombres para mostrar la modestia y el servicio como la forma más perfecta de quererte.
Te secaré el rostro, Señor, las manos y los pies en los que vives: en los menesterosos, en los marginados, en los silenciados por el odio, en los discriminados.
Y como la Verónica, que no se avergonzó para ayudarte, dame la gracia de no avergonzar a ningún hombre al que yo ampare y de que la vergüenza no sea la causa de negar mi ayuda a los que la requieren.
Concédeme limpiar el rostro de los que son deshonrados por otros, de los que son engañados, del padre triste, de la madre abandonada.
Te ruego me otorgues la gracia de enjugar las lágrimas de los que no tienen trabajo, de los que tienen cansancio, de los que la vida marcó.
Y, así como dejaste tus facciones en el paño con el que la Verónica limpió tu rostro bendito,
deja tu huella en mi alma; convérteme en un niño.


Oración: Señor, hallo tanto que querer y estoy tan loco por Ti,
que si pudiera ser Dios, te diera todo mi ser.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:58 | Autor Iglesia Hogar

Jesús es ayudado por el Cireneo

Te adoramos Jesus, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación (Salmo 37, 22-23)

Ningún amigo se acercó a ayudarte. Lo hizo un desconocido.
Señor, ¡qué quieres que te diga! Si yo no soy capaz de confortarte.
Te necesito.
Sé, Tú, mi cireneo. Es tanta mi pobreza, es tanta mi flaqueza, que mi corazón precisa tu grandeza.
Mírame con compasión.
Dame la fuerza para acercarme a tu cruz, con la mía. Dame la luz que necesito
para entender que eres Tú mi único descanso, que tu cruz es un tesoro, que abrazado a ella es que te adoro.
Concédeme la gracia de ser, yo, un cireneo para cuanto hombre vea vacilar, para el huérfano que pide, para la viuda que llora, para el enfermo que implora, para el que tirita de frío, para el que la existencia se le ha hecho seca, como el estío.


Oración: ¿Es posible, vida mía, que tanto mal te causé, que te dejé, que te olvidé, a pesar que tu amor sabía? Toda el alma de ti llena, me saca de mí, Señor, déjame llorar de amor como otras veces de pena.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:53 | Autor Iglesia Hogar

El encuentro de Jesús con su Madre

Te adoramos Jesus, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Sólo en Dios descansa mi alma, porque de El viene mi salvación; sólo El es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré (Salmo 61, 2-3)

Señor, por cargar la cruz, ni siquiera pudiste abrazar a tu Madre.
Deja que yo la abrace y le diga lo que esa tarde de Viernes no pudiste;
deja que le entregue todo el corazón, para consolar su angustia, para mitigar su pena.
Por cargar la cruz, sólo tus pupilas acariciaron el rostro de tu Madre.
Permite que mis ojos sólo vean la grandeza de tu amor y la ternura de María;
que mis ojos descubran tu presencia donde quiera que haya ausencia y abandono.
Comprendo, señor, que mis pecados te ataron a una cruz,
que el peso de mis culpas te agobió y que mis faltas hirieron el corazón de tu Madre Santísima.
Dame la gracia de reparar con la oración las penas que di a tu corazón,
y con toda caridad desagraviar el dolor de tu Madre.


Oración: ¿A dónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste, habiéndome herido, salí tras de ti clamando, y ya te habías ido.


Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
17:47 | Autor Iglesia Hogar
Primera caída de Jesús

Te adoramos Jesus, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Mi alma espera en el Señor; espera en su palabra; mi alma aguarda el Señor,
más que el centinela la aurora. (Salmo 129, 5-6)

Las piedras que he puesto en tu senda divina y el peso de mis faltas tu cuerpo han doblado
y has caído, ya cansado, por mi abandono, agobiado.
Dame fuerzas, Señor, para endulzar el camino de otros hombres que van cargados con sus cruces y,
para aliviarles el peso de sus penas o quebrantos.
Dame fuerzas para no abandonar mi propia cruz y acudir a consolar del desvalido el llanto. No permitas que me quede allí, acariciando ilusiones, mientras veo indolente, cómo otros caen y yo no acudo a levantarlos.
Deja que mi cansancio sea el reposo de otros hombres y mi dolor sea su alivio.
Cuando yo me doble bajo el madero de mi cruz, acude en mi socorro, no tardes en auxiliarme,
para que no me quede allí, sin sostén en mis flaquezas.
Porque te quiero, Señor, sólo porque te quiero.


Oración: Dame licencia, Señor, para que deshecho en llanto, pueda en vuestro rostro Santo llorar lágrimas de amor. Bendigo tu piedad, pues me llamas a quererte, como si de mí tuviera, tu amor, necesidad.



Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
10:22 | Autor Iglesia Hogar


Jesús carga con la cruz

Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén

Enséñame, Señor; tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. (Salmo 85, 11)


Te puse una corona de espinas y laceré tu cuerpo con los golpes y el azote.
Te puse la cruz sobre los hombros y la cargué con mis pecados,
con la soberbia y la avaricia, con las penas y aflicciones que nacen de mi propia maldad.
La tomaste con amor y, de nuevo, con silencio.
Enséñame, Jesús, a abrazar mi cruz, a quererla, a aceptarla y seguir caminando junto a ti, sin renuncias, sin temores.
Me pesa, Señor, abandonarla a cada instante y sentarme a la orilla del camino de la vida
y ver cómo ya vas por el sendero del Calvario, solo, cuando yo debería estar allí, para ayudarte
en el que está acongojado, abandonado, llagado por el dolor o lacerado por la necesidad.
Pero muéstrame tu rostro querido, para que no flaquee con esta cruz que me ha tocado,
que no la quería, Señor, pero si me la has dado es porque sólo así podré acurrucarme un día, a tu lado.


Oración: Señor, ¿qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue,
Jesús Mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno a oscuras?
Por tu dolorosa pasión, Señor, ten piedad de nosotros y del mundo entero
Ten piedad de mí.


6:11 | Autor Iglesia Hogar
Jesús es condenado a muerte

Te adoramos Jesus, y te bendecimos,

que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Amén

Señor; escucha mi oración. Tú que eres fiel, atiende a mi súplica; Tú que eres justo, escúchame. No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a Ti (Salmo 142, 1-2)

¿Cuánto miedo tuviste, Señor?
Si el sudor de sangre ya había humedecido tu rostro en el huerto y la agonía la estabas ya viviendo.
¿Cómo pude levantar mi mano contra Ti y apurar tu condena?
Y sigo con la mano levantada para hacerte morir en cada pobre que no ayudo,
en cada gesto de molestia con el otro, en cada ruego que no escucho.
Ni una queja salió de tus labios, ni un reproche.
Como ahora, en que esperas, paciente, que te hable cada noche. Dame fuerzas, Señor, para estar junto a Ti,
para no quedarme fuera del palacio donde fue tu condena;
para no levantar mi mano contra otros injuriando, murmurando, envidiando.
Tu silencio, tu humildad, las necesito, Señor, para caminar junto a Ti, para tomarte la mano y decirte que te quiero en cada instante que pasas a mi lado vestido pobremente, enfermo, con frío, llorando, pidiendo.

Oración: Jesús, Tu eres niño, como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón.
Tiritando estás de frío y buscando vas calor, aunque caliente muy poco, aquí está mi corazón.

Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
13:18 | Autor Iglesia Hogar

Desde la Parroquia Santa María están trabajando los chicos de Primera Comunión con sus catequistas para la realización de un Vía Crucis Viviente este domingo 28 de marzo a las 18:30 hs.
Es un momento de encuentro donde podemos acompañar a Jesús en su máximo gesto de AMOR reflexionando nosotros en cada estación si realmente estamos dispuestos a dar la VIDA por los demás.
Empezamos la Semana Santa y no podemos desaprovechar estos momentos de oración.

No falten!
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8:53 | Autor Iglesia Hogar

Como se determina la fecha de la Pascua y otras fiestas movibles?
Muchos se preguntan ¿por qué la Pascua cambia de fecha cada año?. La razón es la conexión entre la pascua judía y la cristiana. La Iglesia determina la fecha de la pascua cada año según el calendario judío que es diferente al nuestro.

El calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín.

Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan, o sea el 14 por la noche. (Nisan es el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la última cena según la costumbre judía la víspera de la Pascua, o sea, el 14 de Nisan. Murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el 17. Resulta que en aquel año el 15 de Nisan cayó en viernes y por lo tanto el 17 cayó en domingo, el primer día de la semana (que en aquella época no se llamaba "domingo").

La diferencia entre los calendarios (judío y romano) dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua. Los judíos cristianos continuaron usando el calendario judío para la Pascua. Celebraban la pasión el 15 de Nisan y la Pascua de resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo ese año). En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo. Celebraban basado en el domingo, fuese o no ese año el 15 de Nisan. Además, todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección.

Pero quedaba un problema: ¿Cual domingo preciso escoger para la celebración anual de la Pascua?. No todos los cristianos celebraban el mismo día la Pascua. Ya desde el siglo III se consideraba que, según el calendario romano, Jesús murió el 25 de Marzo y resucitó el 27 (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Algunos obispos celebraban la pascua según esas fechas fijas. La Iglesia Romana, basada en la autoridad de San Pedro y San Pablo celebraba la Pascua el domingo siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera, es decir al 21 de marzo. Este domingo siempre cae entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril.

El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana para determinar el domingo de Pascua debe observarse en toda la Iglesia. En referencia al domingo de Pascua se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico.
La Iglesia ortodoxa celebra la Pascua otra fecha, según el calendario Juliano (ortodoxo ruso), no el Gregoriano
13:28 | Autor Iglesia Hogar

Desde el 8 de marzo se está inscribiendo en las Capillas y en la Parroquia San José para Primer año de Primera Comunión.
Se pueden inscribir los chicos que tienen nueve años.
Ya están por comenzar los encuentros!!!
Estemos atentos para que nadie en nuestra familia ni en nuestro barrio deje pasar este momento de encuentro con Jesús.
19:09 | Autor Iglesia Hogar

Viernes 19 de Marzo
19:00 Procesión y Misa en la Parroquia San José.

Domingo 21 de Marzo
21:00 Fiesta de las Colectividades y Centros Tradicionalistas. Parroquia San José.

Participan:
-Valet estable de la Sociedad Española.
-Agrupación San José.
-Gauchos de Balcarce.
-Centro Tradicionalista Patria y Tradición.

Canta: Marita Carabajal, de San Pedro. Baradero.

Finaliza con el baile del Pericón Nacional interpretado por todos los grupos de Baile en homenaje al Bicentenario de nuestra Patria.

Animación: Pepe Joglar.

En la Plaza estas instituciónes ofrecerán choripán, tortas fritas, cayos, buñuelos y tortas.
16:04 | Autor Iglesia Hogar

El significado teológico de la Cuaresma es muy rico.Su estructura de cuarentena conlleva un enfoque doctrinal peculiar. En efecto, cuando el ayuno se limitaba a dos días —o una semana a lo sumo—, esta praxis litúrgica podía justificarse simplemente por la tristeza de la Iglesia ante la ausencia del Esposo, o por el clima de ansiosa espera; mientras que el ayuno cuaresmal supone desde el principio unas connotaciones propias, impuestas por el significado simbólico del número cuarenta.
En primer lugar, no debe pasarse por alto que toda la tradición occidental inicia la Cuaresma con la lectura del evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto: el período cuaresmal constituye, pues, una experiencia de desierto, que al igual que en el caso del Señor, se prolonga durante cuarenta días.En la Cuaresma, la Iglesia vive un combate espiritual intenso, como tiempo de ayuno y de prueba. Así lo manifiestan también los cuarenta años de peregrinación del pueblo de Israel por el Sinaí.
Otros simbolismos enriquecen el número cuarenta, como se advierte en el Antiguo y Nuevo Testamento.Así, la cuarentena evoca la idea de preparación: cuarenta días de Moisés y Elías previos al encuentro de Yahveh; cuarenta días empleados por Jonás para alcanzar la penitencia y el perdón; cuarenta días de ayuno de Jesús antes del comienzo de su ministerio público.
La Cuaresma es un período de preparación para la celebración de las solemnidades pascuales: iniciación cristiana y reconciliación de los penitentes.Por último, la tradición cristiana ha interpretado también el número cuarenta como expresión del tiempo de la vida presente, anticipo del mundo futuro.El Concilio Vaticano II(cfr. SC 109) ha señalado que la Cuaresma posee una doble dimensión, bautismal y penitencial, y ha subrayado su carácter de tiempo de preparación para la Pascua en un clima de atenta escucha a la Palabra de Dios y oración incesante.El período cuaresmal concluye la mañana del Jueves Santo con la Misa crismal —Missa Chrismalis— que el obispo concelebra con sus presbíteros.
Esta Misa manifiesta la comunión del obispo y sus presbíteros en el único e idéntico sacerdocio y ministerio de Cristo.Durante la celebración se bendicen, además, los santos óleos y se consagra el crisma.El tiempo de Cuaresma se extiende desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la cena del Señor exclusive.El miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia; los viernes de Cuaresma se observa la abstinencia de carne.
4:03 | Autor Iglesia Hogar

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

Fuente: ACIPrensa.
18:06 | Autor Iglesia Hogar

Ser Hombre
Digamos, justamente, que Jesús no ofreció algo a Dios, sino que se ofreció a sí mismo, y este ofrecerse a sí mismo se realiza precisamente en esta compasión, que transforma en oración y en grito al Padre el sufrimiento del mundo.




Una segunda palabra en este contexto es importante. Se dice que Cristo así – a través de esta obediencia – se hizo perfecto, en griego teleiothèis (cfr. Hb 5, 8-9). Sabemos que en toda la Torá, es decir, en toda la legislación cultual, la palabra tèleion, aquí utilizada, indica la ordenación sacerdotal. Es decir, la Carta a los Hebreos nos dice que precisamente haciendo esto Jesús se hizo sacerdote, se realizó en su sacerdocio.



La Carta a los Hebreos resume, finalmente, toda esta compasión en la palabra hypakoèn, obediencia: todo esto es obediencia. Es una palabra que no nos gusta, en nuestra época. La obediencia aparece como una alienación, como una actitud servil. Uno no usa su libertad, su libertad se somete a la voluntad de otro, por tanto uno ya no es libre, sino que está determinado por otro, mientras que la autodeterminación, la emancipación sería la verdadera existencia humano. En lugar de la palabra “obediencia”, nosotros queremos como palabra clave antropológica la de “libertad”. Pero considerando desde cerca este problema, vemos que las dos cosas van juntas: la obediencia de Cristo es conformidad de su voluntad con la voluntad del Padre; es un llevar la voluntad humana a la voluntad divina, a la conformación de nuestra voluntad a la voluntad de Dios.

San Máximo Confesor, en su interpretación del Monte de los Olivos, de la angustia expresada precisamente en la oración de Jesús, “no mi voluntad, sino la tuya”, describió este proceso, que Cristo lleva en sí como verdadero hombre, con la naturaleza, la voluntad humana; en este acto – “no mi voluntad, sino la tuya” – Jesús resume todo el proceso de su vida, es decir, del llevar la vida humana natural a la vida divina, y de esta forma transformar al hombre: divinización del hombre, y así redención del hombre, porque la voluntad de Dios no es una voluntad tiránica, no es una voluntad que esté fuera de nuestro ser, sino que es precisamente la voluntad creadora, es precisamente el lugar donde encontramos nuestra verdadera identidad.

Dios nos ha creado y somos nosotros mismos conformes con su voluntad: sólo así entramos en la verdad de nuestro ser y no estamos alienados. Al contrario, la alienación se realiza precisamente saliendo de la voluntad de Dios, porque de este modo salimos del diseño de nuestro ser, ya no somos nosotros mismos y caemos en el vacío. En verdad, la obediencia a Dios, es decir, la conformidad, la verdad de nuestro ser, es la verdadera libertad, porque es la divinización. Jesús, llevando al hombre, el ser hombre, en sí y consigo, en la conformidad con Dios, en la perfecta obediencia, es decir, en la conformación perfecta entre las dos voluntades, nos ha redimido y la redención es siempre este proceso de llevar la voluntad humana a la comunión con la voluntad divina. Es un proceso por el que rezamos cada día: “hágase tu voluntad”.
Y queremos rezar realmente al Señor, para que nos ayude a ver íntimamente que esta es la libertad, y a entrar, así, con gozo en esta obediencia y a “recoger” al ser humano para llevarlo – con nuestro ejemplo, con nuestra humildad, con nuestra oración, con nuestra acción pastoral – a la comunión con Dios.
Gracias Padre Fabian Miranda por compartirlo!!!!
18:51 | Autor Iglesia Hogar
Ser hombre
Esta humanidad no responde al ideal platónico y aristotélico, según el cual el verdadero hombre sería aquel que vive solo en la contemplación de la verdad, y así es beato, feliz, porque tiene amistad solo con las cosas hermosas, con la belleza divina, mientras que “los trabajos” los hacen otros. Esta es una suposición, mientras que aquí se supone entrar como Cristo en la miseria humana, la toma consigo, va a las personas sufrientes, se ocupa de ellas, y no sólo exteriormente, sino que las tome sobre sí interiormente, recoja en sí mismo la “pasión” de su tiempo, de su parroquia, de las personas a él confiadas.

Así Cristo mostró su verdadero humanismo. Ciertamente su corazón está siempre fijo en Dios, ve siempre a Dios, íntimamente está siempre en diálogo con Él, pero Él lleva, al mismo tiempo, todo el ser, todo el sufrimiento humano entra en la pasión. Hablando, viendo a los hombres que son pequeños, sin pastor, Él sufre con ellos, y nosotros sacerdotes no podemos retirarnos a un Elysium, sino que estamos inmersos en la pasión de este mundo y debemos, con la ayuda de Cristo y en comunión con Él, intentar transformarlo, de llevarlo hacia Dios.

Precisamente esto se dice, con el siguiente texto realmente estimulante: «habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas” (Hb 5, 7). Esto no es solo una indicación de la hora de angustia en el Monte de los Olivos, sino que es un resumen de toda la historia de la pasión, que abraza toda la vida de Jesús. Lágrimas: Jesús lloraba ante la tumba de Lázaro, estaba realmente tocado interiormente por el misterio de la muerte, por el terror de la muerte. Personas que pierden al hermano, como en este caso, a la madre y al hijo, al amigo: toda la terribilidad de la muerte, que destruye el amor, que destruye las relaciones, que es un signo de nuestra finitud, de nuestra pobreza. Jesús es puesto a prueba y se confronta hasta lo profundo de su alma con este misterio, con esta tristeza que es la muerte, y llora. Llora ante Jerusalén, viendo la destrucción de la bella ciudad a causa de la desobediencia; llora viendo todas las destrucciones de la historia del mundo; llora viendo cómo los hombres se destruyen a sí mismos y sus ciudades en la violencia, en la desobediencia.

Jesús llora, con fuertes gritos. Sabemos por los Evangelios que Jesús gritó desde la Cruz, gritó: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?" (Mc 15, 34; cfr. Mt 27, 46), y que gritó una vez más al final. Y este grito responde a una dimensión fundamental de los Salmos: en los momentos terribles de la vida humana, muchos salmos son un fuerte grito a Dios: “¡Ayúdanos, escúchanos!”. Precisamente hoy, en el Breviario, hemos rezado en este sentido: ¿Donde estás, Dios? “Como ovejas de matadero nos entregan” (Sal 44, 12). ¡Un grito de la humanidad sufriente! Y Jesús, que es el verdadero sujeto de los Salmos, lleva realmente este grito de la humanidad a Dios, a los oídos de Dios: “¡Ayúdanos y escúchanos!”. Él transforma todo el sufrimiento humano, tomándolo en sí mismo en un grito a los oídos de Dios.



En realidad la Carta a los Hebreos dice que “ofreció oraciones y súplicas”, “gritos y lágrimas” (5, 7). Es una traducción correcta del verbo prosphèrein, que es una palabra cultual y expresa el acto de la ofrenda de los dones humanos a Dios, expresa precisamente el acto del ofertorio, del sacrificio. Así, con este término cultual aplicado a las oraciones y lágrimas de Cristo, demuestra que las lágrimas de Cristo, la angustia del Monte de los Olivos, el grito de la Cruz, todo el sufrimiento no son algo al lado de su gran misión. Precisamente de esta forma Él ofrece el sacrificio, hace de sacerdote. La Carta a los Hebreos, con este “ofreció”, prosphèrein, nos dice: esta es la realización de su sacerdocio,
así lleva la humanidad a Dios, así se hace mediador, así se hace sacerdote.
19:38 | Autor Iglesia Hogar
Ser hombre
La Carta a los Hebreos hace un subrayado de nuestra humanidad que nos sorprende, porque dice: debe ser uno con “compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza” (5, 2) y después – mucho más fuerte aún - “habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente” (5, 7). Para la Carta a los Hebreos el elemento esencial de nuestro ser hombre es la compasión, es el sufrir con los demás: esta es la verdadera humanidad.


No es el pecado, porque el pecado no es nunca solidaridad, sino siempre desolidarización, es un tomar mi vida para mí mismo, en lugar de entregarla.


La verdadera humanidad es participar realmente en el sufrimiento del ser humano, quiere decir ser hombre de compasión – metriopathèin, dice el texto griego – es decir, estar en el centro de la pasión humana, llevar realmente con los demás sus sufrimientos, las tentaciones de este tiempo: “Dios, ¿dónde estás tú en este mundo?”.
Enviado por el Padre Fabian Miranda.
10:11 | Autor Iglesia Hogar
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1.MONICION DE ENTRADA


Amigos y hermanos: Estamos en la noche del Jueves Santo. Son los momentos más
difíciles de la vida de Jesús. Después de todo el esfuerzo, el Padre le
pide que entregue su vida en cruz.



En la oscuridad, Jesús no comprende, todo su ser se revela,
ve que sin su presencia sus apóstoles se dispersarán, como ovejas sin
pastor, ve que toda su obra se viene abajo. Y sin embargo, el confía en
el Padre y se pone en manos de sus perseguidores con la paz de saber que
la voluntad de Dios ha de cumplirse.



Acompañando a Jesús en su oración, algunos de sus apóstoles
nos van a contar que sintieron ellos aquella noche. Eran hombres débiles y
pecadores y lo que vamos a escuchar muy bien pudieron ser sus
experiencias, y desde luego, han sido y son las nuestras en muchos casos.



Canto
s:



- Junto a Ti al caer de la tarde

-Cantemos al amor

-Dios está aquí

-Vaso nuevo

-Oh Señor delante de Ti










2. MONICIÓN AL PRIMER APÓSTOL











Entre los que seguían a Jesús
estaban los seguros de si. Tenían formada su idea de lo que Jesús
iba a hacer y esperaban que tomase el trono de Israel por la fuerza
y comenzase una nueva época de esplendor y poder. Cuando Jesús
decide morir , se les viene todo abajo . Son los incrédulos los que
se desesperan.





2.1 PRIMER APOSTOL:


"Lo que yo sentí fue angustia . ¿Entonces era verdad que él se iba ?. Todas las palabras de aquella cena traían un aire de despedida. ¡ Este era entonces el final, la desbandada ? .


Había que poner fin a aquellos tres años magníficos . Había
que cerrar el cofre de los sueños. !Con lo bien que había comenzado todo !
La gente le seguía como corderillos , hasta nosotros hacíamos ya milagros
. Y , de pronto, se acabó .¿Pero qué habíamos hecho? , para que servía
ahora nuestra obra si se la llevaba el viento , ¿ No era acaso él el
libertador de Israel? .Todo se me vino abajo . ¿ Cuantos éramos los que creíamos en él? Nadie , prácticamente . Y El se iba . Y dejando todo a medias.

No entendía nada, comí el pan , trague el pan , lo devoré , como si en él fuera a encontrar la respuesta . Y la angustia no se fue.

Canto
:
(Tú, Señor, me llamas; Libertador de Nazaret)



3.MONICIÓN AL SEGUNDO APÓSTOL









Algunos de los que iban
detrás de Jesús siempre tuvieron miedo.

el mensa
je revolucionario que El iba
anunciando les hacía temer de todo y de todos. Con la muerte de
Jesús se acentúan sus temores . huyen porque son débiles .





3.1. APOSTOL SEGUNDO





“El amor, eso era lo que a mi me asustaba. Todas sus
palabras hablaban de amor, sobre todo aquella noche. Y mi corazón estaba lleno de odio. El decía :" Amaos los unos a los otros " Y yo no sabía amar
. Amarle a Él era fácil . ¿Pero era posible amar a Judas ? Me conocéis, me gustan las verdades tajantes, el agua clara . Por eso nunca pude amar a Judas. Más aún, no comprendía que Él le amase. Me hubiera gustado que lo desenmascarase abiertamente. Si El lo hubiera dicho abiertamente durante
la cena, Judas no hubiera podido hacer lo que hizo.




Más tarde comprendí el amor. Comprendí que lo que yo llamaba agua clara era solamente egoísmo, que lo que llamaba defensa de la verdad era solo violencia y que El, al morir por amor iba mucho más allá".


Canto: Al atardecer de la vida me examinarán del amor



4.MONICIÓN AL TERCER APÓSTOL











Creer es una aventura. La fe exige coraje, dar un sal
to, no temer la inseguridad y fiarnos únicamente de Dios. A muchos les costo aceptar a Jesús pero comprendieron el significado y la grandeza de sus palabras yacciones.





4.1 APÓSTOL TERCERO






"Yo soy un hombre que no sabe creer mas que lo que ve y toca, al que no gustan sueños ni misterios, y El se hacía cada día más extraño. Todo en sus palabras tenía doble sentido, un trasfondo vertiginoso. Estaba descubriendo demasiadas cosas a la vez y apenas tenía tiempo de asimilarlas. Era como caer en un tenebroso abismo de luz, con tanta luz que cegaba. Por eso yo intentaba detenerle, Hacer que explicara las cosas con más tranquilidad. Hablaba de ir a prepararnos un lugar al que nosotros habíamos de ir algún día. ¿Pero como íbamos a llegara ese
sitio preparado si ni siquiera sabíamos por donde iba a ir El?. Pero sobre todo lo del pan me desbordo. Comprendedlo: Alguien coge un trozo de pan, lo bendice y te lo alarga diciendo :Come esto, esto es mi cuerpo, aquello era algo duro de creer algo se reveló dentro de mí,¿ Se había vuelto loco?. El no hablaba en parábolas en aquél momento. Sabía lo que decía y estaba diciendo que aquel pan era su cuerpo.




Lo mastiqué sorprendido era pan, olía y sabía a pan. Me miró profundamente y supe que había adivinado mis miedos, me invitaba a llegar hasta su alma. Comprendí que tenía que ir hacia El como saltando en la noche. Y de pronto sin que nada espectacular hubiera sucedido, encontré la FE"


Canto: No adoréis a nadie








5. DINAMICA DEL GRANO DE CEBADA












En nuestro mundo
donde no tenemos tiempo para dar nada, donde no tenemos tiempo para
lo esencial, es importante que hoy en los momentos más difíciles de
la vida de Jesús, después de su esfuerzo, descubramos y saquemos
tiempo para dar a los demás...para servir.






Por eso, como símbolo hoy entregaremos un grano
de cebada a la tierra para que con el tiempo, las lluvias, las tormentas y
el sol, dejen brotar esa nueva espiga de fraternidad que haga renacer en
nosotros ese nuevo corazón que nos pedía en ese momento decisivo.




A continuación vamos a ir enterrando los granos en
la maceta como símbolo de cosas que queremos dejar atrás y cambiar por
otras nuevas. Después vosotros mismos podéis continuar enterrando hecho de
vuestra vida que también queráis cambiar por otros nuevos para así
convertirnos poco a poco en LUZ DE CRISTO Y LUZ DEL MUNDO.




Respondemos:




PORQUE DANDO LA VIDA EN COMO SE RECIBE




1 Quiero enterrar hoy aquí el cansancio que he visto reflejado
en el rostro de un anciano, para que haga de nuestros mayores unos hombres
felices y sanos.




PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE




2 Quiero enterrar hoy el esfuerzo realizado en los estudios
para que tengan su fruto para mí y para los demás.




PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.




3 Quiero enterrar aquí la fatiga de los trabajadores, para que
su trabajo tenga su recompensa y sea solidario con otros.




PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.




4 Quiero enterrar aquí la lágrimas
del niño en su cuna para que crezcan en salud y alegría.




PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.




5 Quiero enterrar aquí la soledad del hombre sin trabajo para
que surja un mundo más solidario.




PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.




Canto: Cristo
nos da la libertad









6.ORACIÓN
FINAL














Solo os pido que os améis;


no
hacen falta otras leyes ni otros ritos;

que
os améis unos a otros,

que
multipliquéis los encuentros, las ternuras,

los
abrazos y los besos;

solo
quiero que os beséis,

y
que pongáis en común lo que tenéis,


lo que sois;

que dialoguéis, os entendáis.

Solo quiero que os
queráis.













Quiero amigos míos, que
os sirváis,

que os lavéis los pies unos a
otros,

que os acompañéis

y os ayudéis a caminar;

que os curéis mutuamente las
heridas;

que os perdonéis

y que no dejéis a nadie solo.

daos el tiempo que haga falta.

Regalaos mutuamente algún detalle,

cosas, gestos,

como signo de amistad y de
presencia,

como yo hice con vosotros;

que lleve vuestra marca y vuestro
espíritu;

regalaos en todo a vosotros mismos,


como un pequeño sacramento

el amor es siempre gracia y
presencia.

Ya solo vale el amor .

Pero como una condición,

una pequeña circunstancia

que debéis tener en cuenta:

que vuestro amor sea como el mío,

que os sirváis y que os améis,

como yo lo hice con vosotros.

Y nada más.














7.
PADRENUESTRO
(manos unidas)



8. Silencio



9. Convocatoria
para el día siguiente



10. MATERIAL



a) Unos cirios (¿12?) representando
la oración de los que estamos al lado de Jesús. En mi parroquia
presentamos un cirio por cada calle.



b)Una

maceta o un recipiente (bandeja honda) donde se pondrán los granos de
trigo o de cebada



c) Trigo o cebada. Se pueden
también sustituir por otras semillas.



d) Arena para la maceta o el
recipiente.







Javier Leoz





Parroquia de San Juan Evangelista





Peralta (Navarra)