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Autor Iglesia Hogar
La Verónica limpia el rostro de Jesús
Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. (Salmo 115, 12-14)
Tú, ves, Señor.
Fuiste Tú quien lavó los pies de otros hombres para mostrar la modestia y el servicio como la forma más perfecta de quererte.
Te secaré el rostro, Señor, las manos y los pies en los que vives: en los menesterosos, en los marginados, en los silenciados por el odio, en los discriminados.
Y como la Verónica, que no se avergonzó para ayudarte, dame la gracia de no avergonzar a ningún hombre al que yo ampare y de que la vergüenza no sea la causa de negar mi ayuda a los que la requieren.
Concédeme limpiar el rostro de los que son deshonrados por otros, de los que son engañados, del padre triste, de la madre abandonada.
Te ruego me otorgues la gracia de enjugar las lágrimas de los que no tienen trabajo, de los que tienen cansancio, de los que la vida marcó.
Y, así como dejaste tus facciones en el paño con el que la Verónica limpió tu rostro bendito,
deja tu huella en mi alma; convérteme en un niño.
Oración: Señor, hallo tanto que querer y estoy tan loco por Ti,
que si pudiera ser Dios, te diera todo mi ser.
Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. (Salmo 115, 12-14)
Tú, ves, Señor.
Fuiste Tú quien lavó los pies de otros hombres para mostrar la modestia y el servicio como la forma más perfecta de quererte.
Te secaré el rostro, Señor, las manos y los pies en los que vives: en los menesterosos, en los marginados, en los silenciados por el odio, en los discriminados.
Y como la Verónica, que no se avergonzó para ayudarte, dame la gracia de no avergonzar a ningún hombre al que yo ampare y de que la vergüenza no sea la causa de negar mi ayuda a los que la requieren.
Concédeme limpiar el rostro de los que son deshonrados por otros, de los que son engañados, del padre triste, de la madre abandonada.
Te ruego me otorgues la gracia de enjugar las lágrimas de los que no tienen trabajo, de los que tienen cansancio, de los que la vida marcó.
Y, así como dejaste tus facciones en el paño con el que la Verónica limpió tu rostro bendito,
deja tu huella en mi alma; convérteme en un niño.
Oración: Señor, hallo tanto que querer y estoy tan loco por Ti,
que si pudiera ser Dios, te diera todo mi ser.
Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
Categoria:
Rezo,
Semana Santa,
Vía Crucis
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