17:31 |
Autor Iglesia Hogar
Segunda caída de Jesús
Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén
Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia, no se te ocultan mis gemidos; siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas, y me falta hasta la luz de los ojos (Salmo 37, 10-11)
Señor, cuando por segunda vez caíste, el sol no quiso hacerte caluroso el día, agobiarte no quería.
Acallaron las avecillas su piar; cuando inerme te vieron, querían llorar.
La piedra por ser tan dura sollozó y cuando en sus brazos te retuvo, se conmovió.
Yo, también, mi Dios. Soy como una piedra, dame un corazón misericorde.
Soy como un pajarillo, acógeme en tu mano.
Me fui un día cualquiera desde el jardín de tu casa.
Y errante estoy desde entonces.
Y te encuentro aquí, cansado de buscarme.
Aquí, Señor, estoy, me has encontrado.
Ya no me siento abandonado.
No llores Señor, no llores, que me vas a hacer llorar.
Como un niño, te quisiera consolar.
Oración:Porque es tarde Dios mío, porque anochece ya y se nubla el camino; porque temo perder las huellas que he seguido, no me dejes tan solo y quédate conmigo.
Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén
Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia, no se te ocultan mis gemidos; siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas, y me falta hasta la luz de los ojos (Salmo 37, 10-11)
Señor, cuando por segunda vez caíste, el sol no quiso hacerte caluroso el día, agobiarte no quería.
Acallaron las avecillas su piar; cuando inerme te vieron, querían llorar.
La piedra por ser tan dura sollozó y cuando en sus brazos te retuvo, se conmovió.
Yo, también, mi Dios. Soy como una piedra, dame un corazón misericorde.
Soy como un pajarillo, acógeme en tu mano.
Me fui un día cualquiera desde el jardín de tu casa.
Y errante estoy desde entonces.
Y te encuentro aquí, cansado de buscarme.
Aquí, Señor, estoy, me has encontrado.
Ya no me siento abandonado.
No llores Señor, no llores, que me vas a hacer llorar.
Como un niño, te quisiera consolar.
Oración:Porque es tarde Dios mío, porque anochece ya y se nubla el camino; porque temo perder las huellas que he seguido, no me dejes tan solo y quédate conmigo.
Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
Categoria:
Rezo,
Semana Santa,
Vía Crucis
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