17:41 |
Autor Iglesia Hogar
Tercera caída de Jesús
Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén
Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos (Salmo 91, 8-9)
Señor: te vio caer la montaña y el río que corre junto a ella.
Te contempló, impotente, una estrella, el árbol del bosque, la centella.
Se silenció el trueno y el viento, gimiendo, se lo contó al ocaso.
Y aquí estoy, Señor, buscando tus ojos, para pedirte clemencia,
para decirte que he vuelto, que se acabó mi ausencia, que viviré sólo en tu presencia.
Yo fui el que te empujé, mi Dios.
Perdona mi oración tímida, mi plegaria simple.
Sólo quiero decirte que cansaré tu oído con mi llanto,
que te acariciaré con mi quebranto.
No apartes de mí tu mirada, no me huyan tus palabras, no me falte tu aliento.
Tú, Señor, que sabes de cada estrella el nombre,
que habitas donde se hace azul el universo,
perdóname, soy sólo un hombre.
Oración: Vamos niños al sagrario, que Jesús llorando está, pero en viendo tanto niños, muy contento se pondrá. No llores, Jesús, no llores, que nos vas a hacer llorar, que los niños de este pueblo te queremos consolar.
Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
Te adoramos Jesus, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Amén
Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos (Salmo 91, 8-9)
Señor: te vio caer la montaña y el río que corre junto a ella.
Te contempló, impotente, una estrella, el árbol del bosque, la centella.
Se silenció el trueno y el viento, gimiendo, se lo contó al ocaso.
Y aquí estoy, Señor, buscando tus ojos, para pedirte clemencia,
para decirte que he vuelto, que se acabó mi ausencia, que viviré sólo en tu presencia.
Yo fui el que te empujé, mi Dios.
Perdona mi oración tímida, mi plegaria simple.
Sólo quiero decirte que cansaré tu oído con mi llanto,
que te acariciaré con mi quebranto.
No apartes de mí tu mirada, no me huyan tus palabras, no me falte tu aliento.
Tú, Señor, que sabes de cada estrella el nombre,
que habitas donde se hace azul el universo,
perdóname, soy sólo un hombre.
Oración: Vamos niños al sagrario, que Jesús llorando está, pero en viendo tanto niños, muy contento se pondrá. No llores, Jesús, no llores, que nos vas a hacer llorar, que los niños de este pueblo te queremos consolar.
Por tu dolorosa pasión, Señor,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Ten piedad de mí.
Categoria:
Rezo,
Semana Santa,
Vía Crucis
|
0 comentarios: